lunes, 18 de marzo de 2013

Maldita suerte


Apenas unas horas después de que el oncólogo le condenase a vivir contra reloj durante dos semanas, a X le tocó el mayor premio que la lotería había adjudicado nunca. Sin familia ni amigos y enfermo de muerte, X sintió que el destino no solo se descojonaba de él, sino que había metido el dedo en su alma y lo retorcía ahora con sádica saña.


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