Mi apreciado y respetado amigo Don
Arístides Peribáñez:
Confío que al recibo de la presente
tanto usted como su honorable familia se encuentren pletóricos de salud.
Espero no originar ningún incomodo al
entretenerle unos instantes con este sucinto escrito. Conocedor que soy de las
refinadas inclinaciones de su señora Doña Celedonia, Ilustrísima Baronesa de la
Vida Regalada, y a sabiendas del interés que siempre mostró por disponer en su
suntuoso palacio de un espectro de plena confianza, aprovecho para ofrecerles
los servicios de mi espíritu, Salustiano Bracamonte, que durante siglos ha cumplido
correcta y fielmente sus deberes con varias generaciones de mi linaje. Como
usted bien sabe, las inclemencias financieras que envuelven a esta endiablada
sociedad han hecho también considerable mella en mi patrimonio, compeliéndome a
enajenar la mansión de la Calle Concejo de Carcamales. El señor Marqués de la
Inutilidad Pasmosa nos ha presentado una proposición que ha resultado inadecuado
rechazar, aunque declina el traspaso de nuestro fantasma junto con el inmueble,
por detentar ya plenos derechos sobre otras ánimas que satisfacen con creces
todas sus necesidades.
El hecho es que en próximas fechas
nos trasladaremos a vivir a nuestro cortijo de La Dulce Alcaparra. Usted ya imaginará
que es del todo imposible transportar fuera de la capital a Salustiano sin grave
riesgo de que el pobre se desvanezca por siempre jamás. Ante tales
circunstancias y en aras a nuestra antigua y duradera confraternidad, me tomo la
libertad de sugerirle su adopción por cantidad ecuánime que contente a ambas
partes. Como no es cortés mencionar sumas por escrito, le encarezco responda
este mensaje a su más breve comodidad notificando si estaría interesado en
llegar a un acuerdo, en cuyo caso podríamos entrevistarnos en el Club de los
Rancios y Casposos Abolengos cuando a usted mejor le plazca.
Suyo afectísimo, le reitero mi más
distinguida consideración y beso la mano de la señora Baronesa.
Tancredo Constantino Dionisio de
las Tres Cruces en el Monte del Olvido y Camino Verde que va a la Ermita, Vizconde de la Pena Negra.
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