“Quizás mañana”. Así concluye el
escritor un largo monólogo interior ante sus instrumentos de trabajo. Mejor
invocar a la inspiración en la calle, mientras pasea a un Toby silencioso pero
suplicante. Mas cuando va a levantarse, el lápiz se yergue mágicamente sobre el
papel y acariciándolo, comienza a parir estas palabras:
“”Quizás mañana”. Así concluye el escritor un largo monólogo interior
ante sus instrumentos de trabajo. Mejor invocar a la inspiración en la calle,
mientras pasea a un Toby silencioso pero suplicante…”
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