sábado, 14 de diciembre de 2013

El día que Santa Claus dijo basta




Para finalizar, el viejo pegó un puñetazo sobre la mesa, se alzó del sillón, profirió un ensordecedor gruñido, mesó repetidamente sus barbas y con expresión colérica atisbó a su alrededor. La legión de fieles elfos, acobardada, se mantenía en completo silencio atenta a cualquier cosa que su patrón pudiera decir u ordenar a continuación.

-¡Estoy más que harto! -repitió el gordinflón, dando también una enérgica patada contra el suelo- ¡Este año no habrá ningún regalo para esos egoístas que pueblan el hemisferio norte!

Inclinó la cabeza y manteniéndola gacha fue alzando la vista para observar a sus subordinados que, estupefactos, cruzaban entre sí miradas desconfiadas; era obvio que aquellos minúsculos seres no habían comprendido ni una sola palabra de su discurso. Nunca antes le habían parecido tan humanos.


2 comentarios:

  1. Hasta Santa Claus está cansado y harto de nosotros, que nos queda,? la culpa es nuestra por defraudarle. Espero que ese enfado tenga remedio y nos acompañe estas navidades, y con el la ilusión.
    Un abrazo.
    Puri

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    1. La ilusión creo que es lo único que nos queda, y a veces ni eso porque la dura realidad lo destroza todo. Un abrazo, Puri.

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