jueves, 17 de abril de 2014

¡Vive Dios!


Cuadro de Francisco Domingo Marqués (1842-1920)


A Don Gonzalo le encendía la sangre y desgarraba el alma que también Maese Nuño cortejase a Doña Isabel de Velada, la hermosísima dama que tiempo ha tenía secuestrado su inflamado corazón, y no halló más sabio ni certero remedio que promover un duelo que dirimiese cuál de los dos caballeros alcanzaría la merced de pretender en exclusiva a doncella tan maravillosa. Resuelto a semejante enfrentamiento, pues bien prefería arrostrar la inconveniencia de la muerte al sinvivir de los celos, el loco enamorado encomendó a un lacayo allegase al rival su aviso de desafío, brindándole el privilegio de elegir armas como era de ley en el Concejo.

Mas cuando Gonzalo leyó la réplica de Nuño primeramente palideció, luego blasfemó y maldijo a su taimado enemigo: los pertrechos escogidos no eran sino la pluma de un ganso, un tintero y una lámina de papel; el más galante soneto de amor, al decir de la propia Isabel, dispondría el vencedor de la contienda.

Cuento finalista en el Concurso de Microrrelatos Avilabierta 2013


2 comentarios:

  1. EXCELENTE con mayúsculas. No es solo la forma, un vocabulario muy de la época. El fondo, es brillante. Un micro redondo de verdad. Un abrazo

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    1. Gracias David, pensé que ya conocías este texto. Lo escribí hace mucho tiempo y la verdad es que es uno de los pocos de los que me siento orgulloso. Ve pensando en tu colaboración para la revista de Mayo.
      Un abrazo, fiera.

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