lunes, 8 de diciembre de 2014

Bodas de oro





       Había escrito cien veces "te quiero". Con mano temblorosa, en el reverso de un folleto publicitario. Con otro de colores y gran dosis de paciencia, el anciano confeccionó una flor rudimentaria. Entró con sigilo en el dormitorio y depositó aquellos regalos sobre la mesita de noche de su esposa, a la que besó en la frente. Era su homenaje en el quincuagésimo aniversario de matrimonio. Ahora ya podría llamar a sus hijos para decirles que se suspendían las celebraciones, que su madre había muerto.


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