lunes, 20 de abril de 2015

Alea jacta est




El representante designado por la tropa se lo comunicó a un sargento, éste a su capitán, quien a su vez informó al coronel, que llamó enseguida al general en jefe. Cuando el monarca recibió personalmente la noticia de que sus soldados estaban dispuestos a entregar la vida para defender a sus familias y compatriotas, pero no iban a obedecer la orden de atacar a un país vecino, sonrió mientras comentaba:

— Perfecto, ningún problema. Hablaré con mi primo y que sean ellos quienes nos invadan. Porque esta guerra ha de librarse. Y vaya si se va a librar…


No hay comentarios:

Publicar un comentario